El concejal de Sanidad, Rubén Fernández, ha mantenido una reunión con la presidenta de la Asociación de Familiares con Perthes (ASFAPE), Elena Fernández y con otros integrantes de la Junta Directiva de esta entidad para conocer, de primera mano, el trabajo que realizan y estrechar lazos de colaboración.
Los síntomas más comunes de esta enfermedad rara son la cojera, rigidez en la cadera, restricción de movimientos o dolores de rodilla, muslos e ingles, siendo más habitual en los varones, con edades comprendidas entre los 3 y los 12 años.
“Hemos alcanzado algunos acuerdos al objeto de mejorar la calidad vida de estos pequeños y pequeñas mostrando nuestro compromiso a cooperar activamente; por ejemplo, facilitando el acceso a las piscinas cubiertas climatizadas para la práctica de natación en cualquier momento del año puesto que, especialmente en la fase inicial, no pueden correr o saltar, siendo esta la modalidad deportiva recomendable para ellos y ellas que, además, les ayuda a fortalecer los músculos de las piernas”, ha indicado Fernández.
Por otro lado, desde el Consistorio se trabajará para la tramitación de una tarjeta de estacionamiento provisional cuando el informe médico indique limitaciones en la movilidad. “Quiero trasmitir mi agradecimiento y reconocimiento a ASPAFE, que realiza una labor fundamental”, finalizó Fernández.
Qué es el Perthes
La enfermedad de LCP fue descrita hacia 1910 por el inglés Legg, el francés Calvé y el alemán Perthes. Es una necrosis avascular en la cabeza del fémur causada por la falta de riego sanguíneo.
Su origen es desconocido, pero se habla de un posible origen vascular. En algunas familias hay varios casos, lo que indica algún tipo de predisposición, aunque no hay estudios suficientes para poder asegurarlo.
La enfermedad se presenta más en varones (por cada 4 niños, 1 niña) en edades entre 3 y 12 años pero con una mayoría en torno a los 6-8 años. Generalmente afecta a una de las caderas pero puede ser bilateral en un 10-15% de los casos y no en el mismo momento.
Lo más común es la cojera. El pediatra suele diagnosticar una sinovitis que puede pasar con reposo y antiinflamatorio, pero el niño vuelve a cojear. También suelen tener rigidez en la cadera, restricción de movimiento, dolor de rodilla, muslo o ingle.
El objetivo del tratamiento es conseguir que la cabeza del fémur crezca lo más redondeada posible, no se salga del acetábulo y tenga buena movilidad. El traumatólogo irá proponiendo revisiones cada pocos meses; observará nuevas radiografías y dará las pautas a seguir.
En ocasiones aconsejará fisioterapia para evitar las contracturas. Dependiendo de cómo vaya evolucionando cada fase, así se irá actuando. Si hay signos de riesgo existen diferentes tipos de tratamientos quirúrgicos, ya sea para mantener la cabeza del fémur dentro del acetábulo, para agrandar el acetábulo, para evitar que la cadera colapse, etc.