Decenas de personas se concentraron ayer tarde frente al portal número 20 de la Avenida Olímpica, en el barrio de El Soto, donde vivían Irina, de 29 años, y su hija, de 6 años, Mariya, ambas cruelmente asesinadas este domingo por Galín Petrov, el marido y padre de la niña, respectivamente, quien permanece ingresado en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda después de haberse autolesionado tras el crimen.
Convocados por la Asociación de Vecinos de El Soto y por la Peña El Soto, los vecinos acudieron a la llamada para rendir homenaje a las dos últimas víctimas de la violencia machista, «consternados» aún por la noticia que sorprendía este lunes a un barrio tranquilo, de origen humilde, levantado en la década de los 80.
«Cuando lo ves por la tele, cuando pasa en otros sitios, no te das cuenta realmente de lo que supone. Dices, otra más. Pero cuando lo vives en tu barrio, en el portal de al lado, cuando han sido tus vecinas. Es duro«, señala a Noticias para Municipios uno de los vecinos que asistía a la concentración de repulsa.
Esta familia de origen búlgaro llevaba como unos 10 años en el barrio y, aunque no se relacionaban mucho con el vecindario, Irina sí que acudía regularmente al gimnasio de la zona y su hija, Mariya, acudía a clase todos los días a uno de los colegios públicos del barrio.
La mayoría de vecinos del bloque en el que vivían, muchos de los cuales acudieron ayer a la concentración, coincidía en que no se habían escuchado discusiones previas entre Irina y su marido y todavía no conocen los motivos por los que éste habría decidido acabar con la vida de su mujer y su hija.
Tampoco la noche en la que presuntamente sucedieron los hechos los vecinos escucharon nada extraño, salvo el ruido de ambulancias y policía que acudió a la llamada de unos amigos o conocidos del agresor, quien les habría confesado por Whatsapp lo que acababa de hacer con su mujer y su propia hija.
«Se podía haber matado él antes y dejar a la madre y a la hija en paz«, señalaba otro de los vecinos presentes, quien duda de las intenciones suicidas del presunto asesino, que fue encontrado en la vivienda con numerosos cortes en torax, piernas y cuello, pero que se encontraba «estable» cuando llegaron los servicios sanitarios.

La alcaldesa, Noelia Posse (PSOE), y varios de los concejales de la Corporación, de todos los partidos, también se acercaron al barrio para mostrar su repulsa por este asesinato y para apoyar a los vecinos. La propia regidora depositó una corona de flores en el portal de la vivienda en señal de duelo.
«Condenamos profundamente este asesinato machista que se ha producido en la ciudad a manos de un desalmado. Móstoles llora con el corazón en mil pedazos de rabia e impotencia por el asesinato de Irina y la pequeña Mariya», aseguró la alcaldesa en unas breves palabras.
Tras guardar cinco minutos de silencio, el vecindario al completo rompió con un largo aplauso en honor a las dos víctimas. Algunos padres y madres no podían ocultar la emoción y las lágrimas en los ojos mientras sus hijos, algunos de ellos compañeros de colegio de Mariya, atendían al que quizá era su primer minuto de silencio, sin apenas comprender realmente lo que había sucedido.

Lazo de velas
Minutos después, a las 19.30 horas, la concentración se trasladaba a la Plaza de España, frente al Ayuntamiento de la ciudad, para guardar un nuevo minuto de silencio, en un acto que estuvo iluminado por una serie de velas en forma de lazo ubicadas en el suelo en recuerdo de las víctimas.
Acompañada de la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, quien también quiso mostrar su apoyo a la ciudad, la alcaldesa volvió a tomar la palabra: «Vamos a seguir trabajando para erradicar la violencia de género».
Ya con la tarde completamente oscurecida, acababa el primero de los días oficiales de luto que ha decretado el Ayuntamiento. Los actos oficiales y políticos seguirán suspendidos otros dos días más y las banderas ondearán a media asta.
De confirmarse como un nuevo caso de violencia de género, el número de mujeres asesinadas en España ascendería a 37 en lo que llevamos de año, 1.167 desde 2003, mientras que sería la segunda menor en 2022, con 48 desde 2013.