Las cocinas fantasma vuelven a estar en el punto de mira de los vecinos de Madrid. Desde diversas organizaciones y partidos políticos de la oposición, no se cansan de reclamar soluciones para esta problemática que hace «inhumano» el tiempo que pasa sin que el Ayuntamiento ofrezca una alternativa a la ubicación de este tipo de establecimientos.
Una reclamación que se hace extensible a toda la ciudad de Madrid ya que, las cocinas fantasma o dark kitchen´s han llegado para quedarse como un negocio de futuro. Una actividad industrial que ahora forma parte de la cotidianeidad madrileña.
Stop Cocinas Delicias
Pero las cocinas fantasmas han roto la normalidad en el barrio de Delicias, de forma más concreta, en la calle Alejandro Ferrant 8. Noelia Cabezas, portavoz de Stop Cocinas Delicias, afirma no entender «por qué se permite instalar al lado de un concentración de población vulnerable como son menores de entre tres y doce años«, como es el CEIP Miguel de Unamuno.
«Hay 11 cocinas en una nave de casi 600 metros cuadrados donde ahora mismo operan, que sepamos 15 o 16 marcas de restauración«, además, «es un tipo de negocio nuevo, no regulado en consecuencia, a su actividad real. Este tipo de industria tiene licencia como obrador, pero ni por su forma de producción ni por su forma de distribución se puede considerar como tal«, destaca la portavoz.
Pero, ¿qué son las cocinas fantasma?
Las cocinas fantasma, también llamadas cocinas ciegas son un tipo de negocio de restauración que prepara comida y la distribuye a través de riders de empresas de reparto. No ofrecen un servicio como los bares y restaurantes, su comida puede llegar a la mesa de un domicilio en menos de 20 minutos.
«Las motos circulan por las aceras y ya hemos tenido varios sustos de casi atropellos a peques«
Algunas de estas dark kitchen´s se han instalado en barrios residenciales y junto a colegios, como sucede en el CEIP Miguel de Unamuno; «el entorno escolar se ha convertido en una especie de polígono industrial con cientos de motos y camiones y furgonetas de reparto«, vehículos que, como apunta Noelia, cometen «muchísimas infracciones», como «motos circulando por la acera, con las que ya hemos tenido varios sustos de casi atropellos a peques«.
Desde el Ayuntamiento aprobaron por unanimidad en marzo de 2021, el Plan Integral de Áreas de Protección de Salud de la Infancia, «que habla de pacificar los entornos escolares, de reducir el tráfico, de instalar medidores de calidad del aire…», pero la realidad es todo lo contrario esclarece la portavoz, permiten que «esas 11 cocinas fantasma viertan la producción directamente a los patios del colegio».
«Si queréis vivir en Madrid centro os tenéis que atener a que os pase algo así, sino iros a vivir a un pueblo»
Reuniones, peticiones, documentos, manifestaciones y hasta crowfunding, estas son las movilizaciones que ha desarrollado Stop Cocinas Delicias, para recibir como respuesta de parte de Mariano Fuentes, concejal Delegado del Área de Desarrollo Urbano y Cayetana Hernández de la Riva, concejala Presidenta del Distrito de Arganzuela, en una reunión que mantuvieron, «si queréis vivir en Madrid centro os tenéis que atener a que os pase algo así, sino iros a vivir a un pueblo«.
Noelia Cabezas pudo expresar las reclamaciones de la plataforma al regidor madrileño , José Luis Martínez-Almeida, antes de que se instalaran las cocinas; en este sentido, el primer edil les indicó que su «garantía de actuación es hacer una inspección continúa, para que en cualquier momento cuando haya consecuencias, actúen. Nosotros estamos obligados a dar esa licencia«. señaló en su momento.
Hace más de un año ya de las instalación de estas cocinas y Noelia Cabezas, al frente de Stop Cocinas Delicias, sigue luchando para que «las instalaciones se regulen en consecuencia a la actividad que realizan y que el Ayuntamiento reconozca que esta licencia se concedió sin tener en cuenta las circunstancias especiales, que al lado hay un colegio con 900 menores e incumple las normativas redactadas por el propio Consistorio«.
«Ruido, contaminación y un conato de incendio»
Este problema no se reduce al distrito de Arganzuela, las cocinas ciegas se reparten por toda la capital, también se pueden encontrar en Chamartín, Tetuán, en el Centro o en Vallecas.
José Luis Nieto, concejal portavoz adjunto del grupo Más Madrid, en la comisión de Medio Ambiente y Movilidad, explica que «los riders generan ruido y contaminación en su espera, también los suministros, además de problemas de vapores y olores, incluso en Tetuán llegó a haber un conato de incendio«.
Como grupo político y en apoyo a las plataformas como Stop Cocinas Delicias, desde Más Madrid se solicitó «una moratoria, hace ya casi dos años, pero no ha sido posible«. Aunque cuenta que en la actualidad y desde agosto del año pasado, el Ayuntamiento ha puesto en marcha una moratoria propia, pero «no se aplica a las cocinas anteriores, por lo que no se han revisado y siguen funcionado con la misma licencia anterior«.

José Luis Nieto (Más Madrid): «En Tetuán hubo un incendio de una cocina sin licencia que ya cocinaba»
Nieto reclama la revisión de todas las licencias concedidas antes de agosto y la aprobación de la moratoria, para «evitar afecciones a los vecinos», como las que se producen en Alejandro Ferrant 8 o ante posibles peligros como fue «el incendio en Tetuán de una cocina que todavía no tenía licencia pero ya estaba cocinando«.
El también vocal en la comisión de Economía, Innovación y Empleo y de Hacienda y Personal, además de concejal del distrito de Vicálvaro, cree que la solución a las cocinas fantasma pasa por «continuar con la moratoria, modificar el plan de urbanismo para que no puedan convivir residentes y cocinas, y que estas se instalen en zonas industriales». Además, piensa que ayudaría que las cocinas habiliten una estancia donde los riders aparquen y esperen, para así evitar los problemas de ruido.
«Las quejas se producen cuando no cumples la normativa»
En la otra cara de la moneda se encuentra Rafael García, empresario y dueño de una cocina ciega, no se muestra ajeno a los problemas que han provocado este tipo de instalaciones como la que el regenta. Por otra parte, cree que «las quejas se producen cuando no cumples la normativa, si la cumples, los problemas se acaban».
Las reivindicaciones de las asociaciones y partidos políticos que las apoyan se centran en el ruido, la seguridad vial y los vertidos, Rafael indica que cuando puso en marcha su negocio invirtió casi 5.000 euros en acústica para que los vecinos que habitaban en la parte superior del edificio no sufrieran molestias, gracias a esta inversión no ha tenido «ningún tipo de problema» con ellos.
El tipo de licencias que poseen las cocinas fantasma es otro de los aspectos más debatidos, este empresario explica que su negocio se desarrolla «como un obrador de cocina, tú puedes hacer pizzas o torreznos. Es un obrador de gestión de productos alimentarios«.

«Llevar las cocinas a las afueras no es una solución»
Junto a las licencias, el cambio de ubicación de estos establecimientos es lo más solicitado, alejarlos de las zonas urbanas «no es una solución, los riders tienen un sistema de entrega y el producto no se podría entregar en el plazo demandado por los clientes«, afirma.
Entre las soluciones que encuentra Rafael García están la concesión de las licencias con un estudio previo del lugar para que no acarren problemas después, así como que las cocinas se ubiquen donde antes había establecimientos de restauración, «si tú quieres ubicar esto en una tienda que antes era de moda, no cuenta con la extracción ni está preparada«.
El empresario cree que todos los problemas provocados por las cocinas fantasma se acabarían si «todos cumplen la normativa, da igual dónde estés, en el centro de Madrid o en un polígono». Aunque reconoce que «la normativa tiene que ser adecuada a cada negocio«.