Así lo cuenta la doctora Rosa Funes, neonatóloga del Hospital Universitario Príncipe de Asturias

ALCALÁ DE HENARES/ 1 JUNIO 2020/ Uno de los temas más recurrentes durante el confinamiento es el más que excesivo uso de las nuevas tecnologías por parte de los niños y adolescentes que, en otras circunstancias normales no se permitirían.

Tal y como afirma la doctora Rosa Funes, neonatóloga del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, “los peligros no son las redes sociales en sí mismas, sino el uso inadecuado de ellas, el uso a edades precoces y sin ninguna supervisión adulta”.

Así, señala que “existen muchos peligros descritos, como por ejemplo el ‘sexting’, ‘grooming’, los ciberchantajes, las adicciones a videojuegos, el acceso a contenidos inadecuados de contenido pornográfico o violento , el ciberbullying, o las apuestas ‘on line’ entre otras”.

En su opinión, parte de los adolescentes de hoy en día viven en un mundo paralelo donde lo que más valor tiene muchas veces son los ‘likes’ (o ‘me gusta’) que reciben de sus seguidores.

De esta manera, advierte que “inicialmente, las redes sociales suelen proporcionarles felicidad, placer, diversión, pero si esto no se acompaña de una vida social satisfactoria, completa y sana, el constante contacto con el teléfono y con las redes sociales esperando un determinado número de ‘likes’, envidiando el físico o el nivel de vida de otros, por ejemplo, puede llegar a provocar en los chavales sentimientos de baja autoestima y de frustración”.

Es más, asegura que las redes sociales no les proporcionan lo que desean, y la soledad tecnológica se convierte en “tristeza tecnológica o digital”, siendo muchos los adolescentes que pasan horas y horas tirados con su teléfono, pasando las pantallas y dando ‘like’ a otros, buscando desesperadamente ser alguien frente a los demás.

Sin embargo, según avisa la experta del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, algunos psicólogos hablan de que son más felices aquellos chavales que hacen actividades sin pantallas, que los que están mucho tiempo frente a ellas.

No es una enfermedad

Ahora bien, la neonatóloga subraya que la tristeza digital “no es una enfermedad”, sino una característica del carácter de muchos adolescentes que están enganchados a su móvil, que no terminan de encontrar lo que buscaban en las redes y estos se sienten vacíos a pesar de los ‘likes’.

Tristeza digital

Según cuenta, el término ‘tristeza digital’ lo leyó por primera vez en el ensayo ‘Tristes por Diseño’ (Consonni), de Geert Lovink, un teórico de medios y crítico de Internet que fundó el Instituto de Culturas de la Red de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Amsterdam.

“Lógicamente, siempre que existe una tristeza desmedida se pueden ir añadiendo otras situaciones que no sean nada favorables, como puede ser la pérdida de autoestima, los cambios de carácter incontrolados, la apatía, la adicción a las redes o los videojuegos, y secundariamente se abandonan actividades deportivas o de ocio al aire libre, lo que es menos saludable, aparte de que a veces padecen ansiedad o nerviosismo, por ejemplo”, remarca la especialista.

A la hora de sospechar de que nuestro hijo presenta ‘tristeza digital’ la doctora Funes recuerda que generalmente los adolescentes son rebeldes, impulsivos, que tienen cambios de humor inexplicables y bruscos, y son en general difíciles de tratar y no suelen ser muy comunicativos.

¿Cómo ayudarles?

Funes destaca que los padres somos los principales educadores del niño y no podemos subestimar el poder de la tecnología para dañar a los más pequeños si no somos cuidadosos.

En este punto, indica que la Academia Americana de Pediatría recomienda que los menores de 2 años no tengan ninguna exposición a las pantallas. “Puedo asegurar que esto no se está cumpliendo en absoluto, son muchos los niños lactantes que tiene como niñera habitual un móvil o una tableta, lo que empieza a llamarse el chupete de cristal’”, menciona.

La doctora se muestra convencida de que  los padres debemos interactuar con nuestros hijos desde que son muy pequeños, salir a la calle, al parque, a la naturaleza, enseñarles animales, plantas, hablarles, gesticular con ellos. “Es muy importante jugar a juegos de mesa, creativos. Buscar ocio no digital es fundamental. Hacer deporte es parte fundamental del desarrollo del niño.  No tener miedo al aburrimiento del niño: no pasa nada si se aburre. El aburrimiento despierta la imaginación“, advierte la experta.

Finalmente, aboga por poner limites claros y firmes a los niños, así como crear un ambiente de confianza en casa desde pequeños; o bien acompañarles en sus primeros pasos en las redes sociales.

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