Un vecino de Aranjuez reconstruye en un libro la historia de su familia a través de un sobre escondido que escondía las memorias de su abuelo

ARANJUEZ/ 2 DE FEBRERO DE 2020/ Un sobre cerrado con cinco palabras y una fecha: ‘Notas Íntimas de Papá. 1970. Privado’, sirvió al empresario ribereño Fernando Hita Parra para reconstruir la historia de su familia, a caballo entre las ciudades españolas de Aranjuez y de Murcia y la pequeña localidad chilena de Mininco, a la que tuvo ocasión de viajar durante el pasado mes de diciembre para conocer a los descendientes de sus antepasados.

“Una historia sin contar” es el título del libro en el que Hita recoge de forma minuciosa la historia de sus ascendentes, la que abarca desde la muerte de su padre, Ángel Hita, hasta la de sus tatarabuelos, Francisco Máximo Hita y Concepción López, y que surge tras el hallazgo de un sobre cerrado entre los papeles de su padre, abogado de profesión y fallecido en septiembre de 2015.

Hita encontró en el sobre un puñado de folios escritos a mano en los que su abuelo había dejado unas memorias que le condujeron a Murcia –la tierra de la que su padre emigró en 1956 para recalar en Aranjuez– y, sobre todo, a Chile.

El abuelo de Hita explicaba en aquellas memorias secretas que su tío Joaquín, hermano de su padre, estaba en la República de Chile y le había invitado a marchar con él tras terminar la carrera, con “un sueldo mensual de 300 pesos de oro desde el momento que llegara”; Ángel Hita se ilusionó con tal posibilidad, pero su madre fue tajante en la negativa.

“De repente –explica Fernando Hita– mi abuelo dibuja parte de la columna vertebral de este libro”, toda vez que le pone ante una situación de la que no tenía noticias: un tío de su abuelo estaba en Chile desde los primeros años del siglo XX sin haber tenido antes “noticia ni referencia familiar alguna”.

Producto del azar y de la providencia

“El libro es producto del azar y de la providencia”, reconoce Hita durante la conversación, incidiendo en la importancia que han tenido durante su profusa investigación los archivos y registros digitalizados del Ayuntamiento y de la Comunidad Autónoma de Murcia, gracias a los que descubrió multitud de notas y apuntes sobre su familia, entre los que halló el viaje a la Guerra de Cuba de Joaquín Hita López, el tío de su abuelo, quien al regreso de la contienda decidió volver a hacer las américas hacia 1900 a bordo del buque ‘Alfonso XIII’ y acompañado de su hermano José, que terminó retornando a Murcia al cabo del poco tiempo.

Las redes sociales hicieron el resto, en una carambola que le permitió contactar a través de Facebook con un Máximo Hita en Chile, que resultó ser el nieto de Joaquín Hita y López y que llevaba el nombre de su tatarabuelo.

El libro tuvo ocasión de ser presentado en diciembre en la Casa de la Cultura de la pequeña localidad de Mininco, a 600 kilómetros al sur de Santiago de Chile

“Mi corazón se puso a palpitar rápidamente, ¡había encontrado a sus descendientes!”, explica Fernando Hita en su libro, plagado de fechas, de apuntes y de recortes de periódico, convertido en un verdadero episodio de la historia popular española durante finales del siglo XIX y principios del XX, por el que discurren oficios como el de sastre o el de empleado de consumo en los viejos ‘fielatos’ que controlaban los productos que entraban en las ciudades, capítulos como el incendio del Teatro Romea de Murcia en 1899 o los largos trayectos en ferrocarril con parada en Alcantarilla, Chinchilla o Aranjuez, hasta llegar a Madrid.

Murcia en 1898

Por el libro se respira también el ambiente de la ciudad de Murcia en plena crisis del 98, se puede pasear por el barrio de San Antolín y adentrarse en la Casa de la Misericordia en la que vivieron asilados su bisabuelo y dos de sus hermanos.

La música, fuente de empleo y de vida de los Hita en Murcia, tiene también mucha importancia en este libro, en el que se relatan los vaivenes laborales ligados al clarinete y a las bandas de música de la época de José Hita, el mismo que regresó de América tocando en la sala de un buque para pagarse el pasaje, el mismo que dirigió la Banda de Música de Alcantarilla, entre otras.

Uno de los mayores éxitos de José Hita fue la interpretación que hizo del solo de clarinete de la zarzuela “El molinero de Subiza” (1870), de Cristóbal Oudrid, que recuperó en 2012 otro murciano, Pedro Rubio Olivares, que ayudó a Fernando Hita a recomponer la historia musical de su texto.

Este libro, de casualidades buscadas y que “tiene mucho de la historia de España”, según Hita, tuvo ocasión de ser presentado en diciembre en la Casa de la Cultura de la pequeña localidad de Mininco, a 600 kilómetros al sur de Santiago de Chile, donde Hita hizo entrega de hasta 26 ejemplares a otros tantos descendientes del tío de su abuelo, de Joaquín Hita López.

Cuenta Fernando Hita que sus parientes latinoamericanos le agradecieron su esfuerzo por llevarles sus raíces en un libro en el que ha invertido dos años y medio de trabajo infatigable, robándole horas al sueño y hallando en la prensa de la época una gran parte de la información que ha ordenado en 200 páginas que ponen orden también a la historia de su familia.

“Los periódicos eran la huella dactilar intensa y exacta de la época, en ellos aparecía todo aquello que está siempre a la sombra de lo más destacado en la historia”, señala Hita, destacando el papel de la prensa, profusa incluso en una ciudad pequeña como Murcia, a la hora de “satisfacer la necesidad de comunicación y de información inherente al ser humano”.

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