La jueza que instruye la investigación de la red de explotación infantil de Madrid interrogará este viernes a la menor de 14 años que inició la denominada ‘Operación Sana’, un operativo policial que se saldó con más de una treintena de detenidos por delitos contra la libertad sexual y tráfico de drogas, entre otros.
La testigo protegido es una menor tutelada por un centro de menores. En su caso, la directora del centro donde residía, interpuso una denuncia ante la Guardia Civil de Paracuellos del Jarama, tras sufrir la joven una agresión sexual el pasado 31 de agosto y activarse así el protocolo en el hospital donde fue atendida.
Gracias a su testimonio los investigadores pudieron comenzar a atar cabos, lo que finalmente desencadenó en la ‘Operación Sana’, puesta en marcha el 3 de enero de 2022.
Hace una semana, ya compareció otra de las menores. La joven declaró tras un biombo ante la presencia de más de una veintena de investigados, entre ellos, los que cumple prisión preventiva y los que se encuentran en libertad provisional.
Las comparecencias de las menores se hace delante de los investigados porque su testimonio quedará recogido como prueba preconstituida de cara al juicio que se celebre y evitar así que comparezcan de nuevo.
Esta práctica se suele realizar en delitos de tratas de personas con fines de explotación sexual. Para evitar sufrimiento a las mujeres y a su vez dar fe del testimonio de las mismas.
LA TRAMA DE PROSTITUCIÓN
La trama de prostitución destapada en el marco de la ‘Operación Sana’ se saldó con 33 detenidos, ingresando ocho de ellos en prisión preventiva. Entre los arrestados figura el rapero Saymol Fyly, un conocido ‘youtuber’ que presuntamente captaba a las menores utilizando su música.

El rapero junto con otros miembros de la trama sexual, algunos de bandas latinas, las enganchaban al consumo de cocaína base para «venderlas a toxicómanos» en narcopisos y chabolas. La red operaba en el sur de la capital, en Vallecas, San Cristóbal y Villaverde.
Según los investigadores, al menos diez menores habrían sufrido los abusos sexuales de esta red de prostitución infantil que operaba en Madrid, algunas de ellas menores tuteladas por la Comunidad de Madrid.
Las chicas comparten lo que se conoce como el síndrome de las ‘cadenas invisibles’, propio de la explotación sexual de mujeres que consiste en la necesidad de permanecer junto a sus verdugos pese a no tener un impedimento físico que les impida romper con ese camino.
La edad de las víctimas, entre 13 y 18 años, y el hecho de pertenecer a familias desestructuradas refuerza esta dependencia. Además de provocar la fuga de las menores de sus casas o de los centros tutelados, cinco de ellas huyeron de estos.
El sumario de la causa expone cómo las chicas eran enganchadas a la droga, principalmente al consumo de cocaína base, para después ser obligadas a prostituirse. Muchas se escapaban de los centros de menores y regresaban con enfermedades de transmisión sexual.
Las jóvenes sienten «un miedo atroz» a muchos de los arrestados, entre ellos algunos miembros de la banda latina de los Dominican Don’t Play y motivo por el que todas las víctimas están acogidas a programa de Testigos Protegidos.
«El terror generalizado por las circunstancias expuestas, unido al hecho de que los varones detenidos se mueven por el entorno de las bandas latinas, muchos de ellos con antecedentes violentos a sus espaldas, genera esas ‘cadenas invisibles’ que mantienen a las víctimas cercanas a las investigados», exponen las diligencias.