De pucherazos y caciques
ALBERTO GASCO/ 4 SEPTIEMBRE 2014/ Comenzamos el nuevo curso político, el último de la presenta legislatura, con la sensación de que la campaña electoral para las elecciones municipales y autonómicas está ya a la vuelta de la esquina.
Una campaña que se prevé apasionante por la irrupción de nuevas fuerzas políticas que a buen seguro penetrarán con fuerza y lograrán acaparar buena parte del voto “descontento” de una sociedad hastiada con la clase política tradicional.
Los medios de comunicación somos partícipes de un gran circo mediático y político, donde no pocos intentarán jugar con las cartas marcadas para arrimar el ascua a su sardina. Un intento de pucherazo que se agrava aún más con una crisis económica que se ha llevado por delante buena parte de los medios de comunicación locales de la última década.
Pero recuerdo episodios aún más graves: esa Calle Madrid de Getafe, el pasado 21 de mayo de 2011 (jornada de reflexión de la pasadas elecciones municipales y autonómicas) inundada de pasquines solicitando el voto nulo para el Partido Popular local. Un sainete con ideólogo, imágenes, guión y protagonista.
El pucherazo surgió en el periodo de la Restauración borbónica en España para permitir la alternancia pactada previamente entre el Partido Liberal y el Partido Conservador. Los métodos para llevar a cabo la manipulación eran variopintos en favor del caciquismo.
Los caciques del siglo XXI intentan de uno y otro modo seguir controlando los medios de comunicación con turbias maniobras, haciendo creer a nuestros políticos más cercanos que poseen la capacidad de “poner o quitar alcaldes”.
Huyan de ellos pero no los teman. Sepan que las elecciones no se ganan, tan sólo se pierden.
Opinión / Alberto Gasco