El Ayuntamiento de Arganda del Rey, a través de su Concejalía de Cultura y Patrimonio, ha elaborado una reedición renovada del cómic ‘La increíble historia del Motín de Arganda’, donde se narran en formato ilustrado los hechos acaecidos en 1613.
Esta nueva edición ha sido presentada este martes por el alcalde, Guillermo Hita, y la concejala de Cultura, Montserrat Fernández, en un acto al que han asistido otros representantes de la Corporación Municipal, ha informado el Consistorio a través de un comunicado.
Este cómic se repartirá gratuitamente durante los actos de celebración del Motín, que comenzarán el viernes 27 de mayo a las 18 horas en la Plaza de la Constitución. Además, se ha creado una versión animada del cómic en un vídeo de unos siete minutos de duración que se proyectará igualmente durante las actividades del Motín.
En la presentación también se ha podido ver un documento histórico donde se narran los acontecimientos de 1613 que tuvieron al pueblo de Arganda del Rey y al Duque de Lerma como protagonistas.

El Motín de Arganda
Hasta el año 1581 Arganda pertenecía al Arzobispado de Toledo. A partir de dicho año, el monarca Felipe II le otorgó la condición de Villa Realengo tras el pago de 10 000 ducados. El citado motín fue sólo la culminación de una serie de acontecimientos que comenzaron mucho antes.
En el caso de Arganda, el motín fue un movimiento antiseñorial motivado por el descontento social que supuso dejar la condición de ser villa de realengo, por aquel entonces un lujo que lo dejaba estar bajo jurisdicción directa de la coro
na. Tras 400 años de vasallaje hacia el Arzobispado, se tomó la decisión de endeudarse para conseguir el objetivo de servir única y expresamente al Rey. Treinta años después de tomar dicha decisión, la villa de Arganda recayó en manos de un nuevo señor, el Duque de Lerma, figura en la que recaía el derecho de administrar justicia, recaudar impuestos y nombrar los oficiales de la villa de Arganda.
El duque tuvo que enfrentarse a continuas muestras de desprecio que llegó a mayores cuando el viernes 13 de septiembre de 1613, día en que llegó a la villa, fue agredido. En la comitiva del duque iba el cardenal-arzobispo de Toledo, Bernardo Sandoval y Rojas, sobrino del propio duque. Al llegar a la plaza, un cochero del duque cayó muerto en mitad del alboroto.
La gente se agolpó contra los carruajes y los zarandeó gritando e insultando a sus componentes. Tras aquel episodio, vergonzoso para el duque, pocas horas se mantuvo dicha embajada, saliendo al día siguiente con rumbo a Madrid