La celebración consistirá en una misa, procesión, aspersión con agua y el canto de las letanías de los santos
GETAFE/ 12 JULIO 2016/ La Diócesis de Getafe celebrará el próximo 23 de julio la fiesta de aniversario de la catedral de Getafe, ya que se cumplen 21 años desde que el primer obispo, Francisco José Pérez, consagrara la Parroquia Santa María Magdalena como sede catedralicia.
La fiesta de la Dedicación de la Santa Iglesia Catedral contará con una misa solemne, a las 20 horas, celebrada por el párroco Enrique Roldán, una procesión, aspersión con agua y el canto de las letanías de los santos.
La iglesia catedral está considerada el centro de la vida litúrgica de una diócesis “y se hace muy necesario inculcar en el ánimo de los fieles el amor y la veneración hacia ella, por lo que este día es una fecha muy importante para la de Getafe”, según han informado desde el Obispado.
En este sentido, han señalado que “la dedicación es un rito por el que algo -especialmente un edificio o un lugar- se destina a que cumpla una finalidad sagrada propia, exclusiva y para siempre”, ya que “en el caso de una catedral, adquiere particular relevancia, pues este templo simboliza a la Iglesia que se hace viva y universal”.
Este año, por expreso deseo del papa Francisco, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha publicado un nuevo decreto, con fecha 3 de junio de 2016, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, por medio del cual la actual memoria de Santa María Magdalena es elevada al grado de fiesta en el Calendario Romano General.
Historia de la catedral
La catedral de Getafe se empezó a construir tras el derribo en 1549 de una ermita mudéjar llamada Santa María Magdalena, de la que sólo se conservó su torre, y se finalizó en 1770.
El nuevo templo fue diseñado por el arquitecto Alonso de Covarrubias, a instancias del cardenal de Toledo, Juan Martínez Silíceo, y el maestro de obras Juan Francés se hizo cargo de la construcción de la nueva iglesia, tras ser aceptada su oferta de 2.800 ducados de oro en una subasta pública celebrada el 5 de febrero de 1549.
Pero aquella obra, debido a una serie de anomalías, no gustó al arquitecto mayor de Felipe IV, Juan Gómez de Mora, el cual en 1622 siguió con la ejecución del proyecto.
La nueva contrata para edificar la iglesia fue ganada por el montañés Bartolomé de Barreda, pero el empleo de malos materiales originó un derrumbamiento en 1632 por lo que, tras un breve encarcelamiento, Barreda continuó las obras y fue obligado a pagarlas a su costa.