Este sábado 26 de mayo se colgarán las hamacas en un pinar ubicado dentro del Parque Finca Liana, donde se celebrará una verbena

MÓSTOLES/ 26 MAYO 2018/ El Parque Finca Liana de Móstoles estrenará el próximo 26 de mayo el primer hamacódromo popular del país, con cuarenta hamacas tejidas por un centenar de vecinos de esta población madrileña, para reivindicar el derecho a la pereza.

El proyecto ha sido impulsado por el Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M), ha contado con la colaboración del colectivo Tejiendo Móstoles y ha recibido el apoyo del Ayuntamiento de Móstoles, que cedió el espacio en el parque público.

La creación de un parque de hamacas fue una de las ideas de la exposición “Será una vez… Móstoles 2030”, promovida por el Instituto de Transición Rompe el Círculo, para pensar en el futuro de la ciudad e imaginar nuevas maneras de vivir en ella, partiendo de la premisa de que el cambio climático y la crisis del petróleo acabarán con el crecimiento económico.

El director del Centro de Arte Dos de Mayo, Manuel Segade, ha explicado que el hamacódromo es un ejemplo del trabajo que se realiza dentro del programa educativo del centro con la participación de la población local.

Uno de los pinares del Parque Finca Liana de Móstoles

Las hamacas se colgarán en el pinar del Parque Liana

Este 26 de mayo se colgarán las hamacas en un pinar ubicado dentro del Parque Finca Liana, donde se celebrará una verbena, con música y comida, y se podrán descansar en compañía en una siesta popular.

“Las hamacas se van a quedar ahí el tiempo que duren, que esperamos que sea mucho”, afirma Moure, quien considera que “si duran poco, es bonito que la gente vea el hamacódromo por lo menos una vez, que se dé cuenta de lo que tiene a su alcance y que el Ayuntamiento ponga todo de su parte para que la gente pueda participar”.

Hechas con cuerda de tendedero, de cinco milímetros de grosor, un material que puede resistir bien a la intemperie, hay dos tipos de hamacas, “unas que se hacen como tejiendo calceta con los brazos y otras que quedan más bonitas, con puntos de macramé”, precisa Moure. Son de distintos colores y tamaños, unas pequeñas para niños, otras más grandes para adultos y otras colectivas.

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