El Museo de la Ciudad de Móstoles se sumará un año más a los actos organizados con motivo del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto con una programación especial.

Diseñada por la Concejalía de Cultura, la programación arranca esta semana con las exposiciones ‘Estrella sin cielo, niños en el Holocausto’ y ‘Arte en el Holocausto‘, que transportan a los asistentes hasta los guetos, campos de concentración, bosques y escondites, donde estuvo presente el arte, a través de la literatura, música, baile, teatro y pintura.

Estas exposiciones demuestran que “el ser humano, capaz de crear y concebir lo abstracto, puede levantarse ante lo imposible en situaciones extremas y seguir haciendo belleza“, destacan desde el Consistorio.

Por otro lado, el próximo miércoles 25, a las 18:30 h, tendrá lugar un recital del poema ‘La cabellera de la Shoá‘, organizado por la Asociación Española de Amigos de la Poesía (ASEAPO).

En una visita a Auschwitz, el poeta Félix Grande escribió, entre el estremecimiento, la rabia, la indignación y la pesadilla, “La cabellera de la Shoá”, un extenso poema sobre los mil novecientos cincuenta kilos de pelo cortado a las mujeres deportadas al campo de exterminio.

El jueves 26, a las 18:30 h, el Museo de la Ciudad acoge la conferencia ‘La expresión artística en el Holocausto: tiempos difíciles”, a cargo de la historiadora María de las Nieves Sánchez de la Torre.

La charla gira en torno a los terribles momentos sufridos por las víctimas y al deseo de esas personas de liberarse de los mismos, trascendiéndolos hacia las esferas de la belleza, la imaginación, la esperanza y la fe. La música de Olivier Messiaen o el baile de Edith Eger son la mejor prueba de que el ser humano es capaz de lo peor y de lo mejor al mismo tiempo.

Museo de la Ciudad de Móstoles
Museo de la Ciudad de Móstoles/ Ayto. Móstoles

Niños en el Holocausto

Por último, el domingo 29, el profesor Francisco Javier Bernad Morales impartirá a las 12:00 h la conferencia “Sin infancia, sin futuro. Niños en el Holocausto”.

De los aproximadamente seis millones de judíos asesinados por el nazismo, algo más de un millón y medio tenían menos de catorce años. Los hombres sanos y fuertes tenían ciertas posibilidades de ser clasificados como trabajadores útiles, lo que en realidad solo suponía un tiempo extra de hambre y extenuación antes de la muerte.

Las oportunidades de las mujeres eran menores porque a menudo iban acompañadas de sus hijos o estaban embarazadas. Y los niños, en cambio, eran enviados automáticamente a las cámaras de gas o bien, en los territorios ocupados de la Unión Soviética, ametrallados al borde de una fosa en brazos de sus madres. Terminaban así sus cortas vidas marcadas por el hambre y un sinfín de humillaciones. Algunos de ellos, de los más mayores, pudieron sobrevivir ocultos y han contado después sus experiencias.

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