La pandemia ha incrementado en un 15% las intervenciones de este tipo en toda España

REGIONAL/ 10 DICIEMBRE 2020/ La pobreza energética relacionada con la capacidad de los hogares de mantener una temperatura adecuada en los hogares vuelve a crecer en España y afecta al 9,1% de la población (el año anterior fue el 8%). Esta situación impacta especialmente sobre las personas vulnerables con las que trabaja Cruz Roja.

El 50% de las familias atendidas tiene que elegir entre pagar gastos básicos, como llevar una alimentación adecuada o calentar sus hogares. Para apoyar a las personas afectadas por la pobreza energética, Cruz Roja desarrolla diferentes acciones que van desde la atención a necesidades urgentes, las ayudas para el pago de recibos, la entrega de kits de eficiencia energética hasta la participación en talleres de ahorro doméstico.

Concretamente, en 2020 se han entregado casi 700 kits en la Comunidad de Madrid y la asistencia a talleres ha contado con una participación superior a 800 personas. La cifra total de personas atendidas se eleva a 1.092 en lo que llevamos de año.

Con la llegada de la pandemia, y la crisis socioeconómica derivada de la crisis sanitaria, se ha agravado notablemente la situación de vulnerabilidad y las necesidades de las personas atendidas por Cruz Roja, según apunta María de Laiglesia, responsable de Medio Ambiente de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid.

“A comienzos de año teníamos el objetivo de atender a 1.152 personas a través de nuestro proyecto de Pobreza Energética pero, con el impacto de la COVID-19 hemos visto cómo las necesidades se han disparado, y por ello nuestro reto es incrementar en un 15% nuestra respuesta. El objetivo en toda España es poder asistir a casi 17.000 personas”, añade.

Cruz Roja ha atendido las demandas y necesidades de más de 18.000 personas mayores de 65 años

Nueva metodología

Para incrementar la intervención en el actual contexto de la pandemia, Cruz Roja ha tenido que adaptar sus metodologías para poder seguir atendiendo a las familias más vulnerables. Y es que “lo que antes hacíamos a través de seguimientos presenciales y visitas a domicilio se ha tenido que adaptar, potenciando las llamadas telefónicas individuales, de mayor duración, en la que incluimos también el seguimiento.”, indica De Laiglesia.

En la Comunidad de Madrid se han realizado casi 600 llamadas, y la mayoría de las visitas a domicilio y los seguimientos presenciales se han adaptado también a esta modalidad telefónica.

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